No es raro que durante estas fechas comencemos a hablar sobre la nostalgia… hoy yo escribo esto, pero lo he estado pensando desde hace una semana.
Hace muchos años, cuando era un escolapio de la escuela Mormona, comencé a escribir en este blog. Eran días felices, y como todos los días felices, uno no se da cuenta que se acaban hasta que se acaban. Y es ahí, cuando volteas a ver lo que hiciste y lo que no hiciste, que te das cuenta que fueron días geniales.
Hace una semana, mi sis Athewa cerró su blog (o lo hizo privado para todo aquel que no sea ella… que para el caso es lo mismo). Y cuando la cuestioné sobre el por qué de esto ella me contestó: “creo que ya cumplió su ciclo y habrá que hacer uno nuevo”. Inmediatamente me llegó un escalofrío al cuerpo.
A veces siento que este blog, aunque las entradas del 2004 al 2008 han sido retiradas, representa mi personalidad por la vida desde que era un religioso empedernido hasta volverme un agnóstico. Al menos, al verlo, al escribir en él, recuerdo poco o mucha aquel día en que lo inicié una mañana en las computadoras del Centro Escolar Benemérito de las Américas, y es ahí justamente donde comienza mi historia nostálgica.
Entrar a esa escuela no era tan sencillo, sobre todo por los problemas económicos por los que estaba pasando mi familia (a veces pienso que la falta de dinero en mi casa es una constante ¬¬). Un día llegaron unos muchachos de camisa y corbata a tocar la puerta de la que era nuestra casa. Dijeron que tenían un mensaje y querían compartirlo con nosotros (o algo así… la verdad ni me acuerdo). Después de mucho parloteo y varias sesiones de lectura de un libro que me aprendí casi de memora llamado “El libro de Mormón” (no escribiré de qué se trata, si no saben vayan a wikipedia) decidí bautizarme como miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días… A.K.A. Mormones.
Cuando pasó todo esto se estaba llevando a cabo la famosa “Huelga del 99” que me dejó ocioso por varios meses. A decir verdad fui un estudiante bastante malo durante mi estancia en la Preparatoria 9, así que cuando se reanudaron las clases sólo fui para recibir mis fantásticos 5’s de las materias reprobadas. Así que ahí estaba yo, sin futuro aparente… cuando llegaron estos muchachos (elderes) a ofrecerme una alternativa realmente no dudé en tomarla.
Iba a comenzar a cursar la preparatoria abierta cuando el Obispo del barrio me sugirió inscribirme en el Benemérito de las Américas. Realmente no sabía de qué estaba hablando, no sabía que ese lugar existiera… posteriormente me enteré que no sólo existe desde hace 50 años, sino que la letra B que estaba (o está) pintada en un costado de uno de los cerros al norte de la ciudad de México era perteneciente a esta institución…
Así que ahí comenzó mi historia. Sé que de no haber pasado por ahí, en este momento no estaría aquí.
Reportando desde un rincón con mucho que contar: Gandermaster
1 comentario:
Jajaja wow!! yo conocí el Bene x unas clases de jazz :O jajaja y me da gusto habr ntrado ahí :P
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