domingo, julio 17, 2011

HACE MÁS DE 6 AÑOS

Inevitablemente siempre tiendo a recordar. Recordar me invita a escribir y cuando escribo me repito a mí mismo un sin número de veces.

Hoy, mientras paseaba por las calles de la ciudad me vino a la mente aquel domingo del 2004 en el que me levanté muy temprano, demasiado temprano, para comprar la edición especial de La Gaceta UNAM en donde aparecerían los resultados del concurso de admisión para la licenciatura de Ciencias de la Comunicación. Aquella mañana caminé mucho buscando un puesto de periódicos que estuviera abierto a las cinco de la mañana... en domingo era una verdadera pendejada, pero mi desesperación por saber era más grande.

Parecía que los puestos vacíos se burlaban de mí cada vez que pasaba frente a ellos. Los nervios, la ansiedad, el frío, todo se juntaba y hacían que deseara que el tiempo pasara más rápido. Por momentos caminé, por momentos corrí y en otros me senté a la orilla de la banqueta, pensando en las dos únicas posibilidades que existían.

Afortunadamente había presentado el examen de la UNAM y también el de la UAM, de tal manera que si no me quedaba en una existía la posibilidad de quedarme en la otra.

Fueron pasadas las siete de la mañana cuando comenzaron a armar uno de los puestos. Cual niño pequeño me paré frente al periodiquero y le pedí La Gaceta UNAM y la gaceta de la UAM, tristemente, para mí, me dijo que todavía no las tenía, así que caminé nuevamente al siguiente puesto que estaba a un par de cuadras. Ahí pude conseguir lo que buscaba, las dos gacetas de las que pendía mi futuro en ese momento.

Papel impreso, números y letras, por sí solas no tenían valor ni significado. Aún guardo las dos gacetas y a veces cuando me siento algo triste o derrotado las saco de su letargo para ver la oportunidad que tuve, la fortuna mezclada con el esfuerzo que se vieron reflejadas en los resultados.

La UAM me había aceptado para cursar la licenciatura en Comunicación en el campus Xochimilco. La UNAM me aceptó para cursar la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en Ciudad Universitaria.

Esos resultados cambiaron mi vida. Ahí se gestó la diferencia entre lo que pude ser y lo que soy. Entre seguir los pasos de mi padre en la construcción o saltar al siguiente escalón y estar donde estoy ahora; cerrando exitosamente mi colaboración en la coordinación de prensa del Primer Encuentro Iberoamericano de Escritores Cinematográficos, afinando los detalles para iniciar la producción con un cliente de renombre, preparando el terreno para más proyectos audiovisuales y por supuesto, personales.

Todo esto no sería posible si aquel domingo 18 de julio del 2004, alrededor de las 8 de la mañana no hubiera encontrado mi nombre en aquella edición especial de La Gaceta de la UNAM.

Gracias a la institución, a las personas y a las circunstancias.

!Felicidades a los nuevos universitarios¡

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