martes, mayo 09, 2017

Fuck, I cant let this kill me, let's go

Me encuentro física, mental y emocionalmente cansado...
Pero no puedo parar. La  vida sigue muy a mi pesar y necesito tiempo para lamerme las heridas.
Acostumbrarte al malestar no es una opción.


Música para acompañar el texto

lunes, mayo 08, 2017

Insomniaco

Llevo ya casi una semana de dormir solo un par de horas en la noche.
Despertar temblando y con taquicardia.
Sigo cayendo en el abismo y tus brazos no me alcanzaron esta vez.
¿Acaso no notas que aún me quiero morir?
¿Por qué soy yo el herido y eres tú quién recibe el amor que me queda?
Me gustaría ser tú... ¿Por qué no puedo ser tú?
Me gustaría que fueras yo...
Me gustaría ser yo otra vez... ¿Por qué no puedo ser yo otra vez?

Música para acompañar el texto.

Dolor

Es muy feo actuar a partir del dolor...
Es muy feo no saber quién soy o a dónde voy...
Es muy feo estar perdido.

música para acompañar el texto


sábado, mayo 06, 2017

Sleeping Beauty

Descansando sobre la cama, te veo dormir... mi corazón late un poco más rápido porque me gusta lo que veo. A tí.
Tengo que detenerme en el marco de la puerta y observarte. No es la primera vez que lo hago y no tiene nada que ver con los recientes cambios en mi vida, pero ahora es un poco diferente.
Por alguna razón te veo como si fuera la última vez que te fuera a ver y quiero quedarme con esa imagen en mi mente de ti... tranquila, hermosa, en paz.


Música para acompañar el texto

viernes, mayo 05, 2017

Caída Libre

Están a punto de cumplirse ocho años de haberte conocido.
Recuerdo haberte visto una mañana cualquiera dentro del vagón del metro en la línea naranja. De inmediato me llamaste la atención. ibas con un tipo, delgado, bien aliñado, con cara de mamón y pocos amigos... pero no me importó, yo no podía dejar de verte.
Nuestros caminos continuaron y mientras hacía lo posible por mirarte solo de reojo y pensar que eras una de muchas niñas bonitas que pasan frente a mí para simplemente desaparecer en un típico tumulto de gente apresurada, me di cuenta que bajamos en la misma estación. La verdad no me di cuenta en qué momento hiciste transborde a la línea café. Yo hice lo mismo.
Imagina mi sorpresa cuando te vi bajando del mismo convoy en el que yo viajaba y darme cuenta que saldríamos al mismo tiempo. No sé por qué pero el nervio me traicionó y tuve que caminar adelante de ti. Me hice consciente de que ibas acompañada y me sentí tonto. ¿Cómo pensar que alguien como tú podría fijarse en alguien como yo? Así que caminé más rápido. Los pasé de largo y me dirigí a mi destino... frase nunca mejor usada... ¿Quién iba a imaginar que mi destino eras y eres tú?
La sorpresa de esa mañana fue aún mayor al darme cuenta de que nos habían citado para asistir al mismo lugar, a la misma hora y la misma persona.
En un momento en que estaba hundido en una de mis más oscuras depresiones, tu fuiste la luz y la mano que me ayudó a superar los demonios de una relación pasada.
Durante años aguantaste gallárdamente a mí lado logrando ver lo que incluso a mí me cuesta ver dentro de mí.
Yo sé que nunca lo pareció y nunca lo he dicho... pero siempre estuve celoso de cada tipo que se llegaba a acercar a ti. Mi mente racional me decía que era una tontería sentir celos pero por dentro sentía una pequeña angustia que me lastimaba un poco.
Siempre te he querido para mí, solo para mí. Pero el miedo a cortar tu espíritu tan libre me hicieron callármelo todo este tiempo... porque te quiero para mí... pero te quiero como eres.
Están a punto de cumplirse ocho años de habernos conocido. Ocho años de altas que llegaron hasta el cielo y bajas que se hundían en lo más profundo del infierno.
Y al final aquí estoy, más enamorado que nunca, más expuesto de lo que jamás había estado y amando a la persona que eres... no a la que idealizo de ti... sino la que realmente eres.
Siento que me estoy tirando al vacío, siento la caída en cámara lenta y mi estómago se encoge mientras voy cayendo. Cierro los ojos y tengo miedo porque nunca había sentido esto que siento ahora. Jamás había amado con tanta fuerza y jamás había sentido tanto miedo.
Están a punto de cumplirse ocho años de que llegaste a salvarme... y solo pienso, mientras voy cayendo, que espero que tus brazos estén ahí para atraparme... una vez más.


Música para acompañar el texto.

El polvo bajo la cama

Las sombras de la duda y la ansiedad me envuelven en su delgado y fino manto, apenas perceptible por aquellos que pasan a mi lado.
Sentir en un segundo que tu vida entera se convierte en frágil cristal y con el toque de una simple palabra se desquebraja y se riega a lo largo del piso de madera.
Pedacitos de mí desperdigados debajo de la cama, entre los muebles y algunos aventureros volando a través del balcón de mi cuarto.
Hoy me encuentro poco a poco intentado reconstruirme a partir de lo que alcanzo en el piso.
Nuevamente, a través de insufribles horas de juntar meticulosamente cada pequeño fragmento de mí, por fin puedo vislumbrar el fruto de mi esfuerzo... un montículo de polvo y cristal envuelto en un imperceptible manto sombrío de duda y ansiedad.


Música para acompañar el texto.


domingo, junio 16, 2013

ÉL



Por años nunca vi a mi padre como realmente es.
Mi padre era el que llegaba de trabajar mugroso y oliendo feo, nos llevaba apurados por la mañana a la escuela, con sus grandes zancadas que nos obligaban a seguirle el paso corriendo. Era el que nos regañaba cuando nos portábamos mal y cuando hacíamos algo realmente malo nos corregía con mano dura y sin remordimiento.
Era al último que quería ver a primera hora de la mañana y al último que me interesaba ver  al final de la noche. Por muchos años mi papá fue el tirano de mis cuentos… pero siempre estuvo ahí.
Tengo que admitir que durante mi infancia mi padre nunca fue mi héroe, no reconocía cosas que quisiera emular y más que respeto lo que hasta cierto punto me inspiraba era miedo.
Conforme fueron pasando los años mi padre se convirtió más en una figura decorativa de mi casa. Si necesitábamos algo corríamos con mi madre y él sólo estaba ahí… sólo estaba ahí.
Nunca tuve grandes ni profundas conversaciones con él y mientras fui creciendo me fui dando cuenta que no teníamos tantas cosas en común. A pesar de que tuvimos la oportunidad de estar juntos mucho tiempo, pues en varias ocasiones trabajé para él como chalan de tablaroquero, nunca me sentí enteramente conectado con ese hombre que, por alguna razón, amaba ese trabajo obrero que yo tanto detestaba…
Y pasaron los años y pasó la vida y yo siempre juré que no quería ser como aquel hombre sucio que llegaba a casa a recostarse y dormir temprano. Ese hombre que era tan diferente de mí y con el cual sólo compartía el techo y la aberración al fútbol…
Pero esos pensamientos hace mucho que se fueron, porque fue el mismo pasar de los años los que me mostraron que él siempre estuvo ahí… en las buenas y en las malas, siempre estuvo con nosotros. Tal vez como ese mueble de la sala que nadie mueve y parece que nos observa a todos, pero no dice nada… así era mi padre, silencioso y expectante.
No tengo palabras suficientes para arrepentirme de todo lo que sentí en su momento, mas no lo hago porque fue esa ceguera la que ahora, cuando es realmente importante notarlo, me permite ver al gran hombre que ha influenciado mi vida desde el momento en que recibí el mismo nombre que él, y mucho antes que eso.
Hoy vengo a escribir para honrar a Gustavo González Martínez, el hombre que nos llevaba apurado por las mañanas a la escuela porque tenía que regresar a desayunar para irse a trabajar. El que se esforzaba hasta el cansancio para hacer las cosas rápido y bien en lo que mejor sabía hacer, que es su oficio. El que llegaba por la noche cansado y sudoroso a descansar para recuperar fuerza para el siguiente día. El que nos mostró la importancia de ser buenos y nos inculcó que actuar mal siempre viene con una consecuencia…
El que tuvo un padre alcohólico que lo corrió de su casa cuando era joven. El que a pesar de vivir en una de las zonas más marginales de su tiempo no se dejó influenciar por las malas compañías y encontró en Krishna una manera de mantenerse a raya de los problemas.
Ese hombre al que le debo el gusto por el ajedrez, los videojuegos, Jethro Tull y Pink Floyd. El que me enseñó que no es lo que eres en la vida lo que importa, sino cómo vives ese tiempo que los dioses te regalaron. Ese hombre que me invitó a probar lo difícil que es ganarse la vida sin estudios e hizo todo lo que estuvo en sus manos para que no corriéramos con su misma suerte. El que en algún extraño y lejano momento dijo en una conversación: “yo quiero que mis hijos sean mejores que yo”. Ese hombre es mi padre. El que quiere que seamos mejores, el que quiere que seamos felices. Ese hombre que a pesar de los malos momentos, de las malas rachas y las pésimas… siempre estuvo ahí, nunca nos abandonó.
Tengo tanto que aprender de mi padre… a pesar de todos sus errores y defectos, me gustaría llegar a ser la mitad del hombre que es él.

Hare Krishna
Hare Krishna
Krishna Krishna
Hare Hare
Hare Rama
Hare Rama
Rama Rama
Hare Hare



UNA DE MUCHAS HISTORIAS: IMANES

Hoy vengo a contar una de muchas pequeñas historias. Esta historia comienza hace diez años. Un chico deprimido que intentaba salir de su e...